El aprendizaje: potencia habilidades cognitivas (observación, análisis, creatividad, expresión, etc.) y favorece el desarrollo de la inteligencia, así como la búsqueda de conocimiento.
La identidad social: contribuye a potenciar habilidades sociales como empatía, asertividad, etc. Además, favorece la conexión con otras personas y ayuda a asimilar identidades grupales.
La identidad personal: favorece la autoestima y la confianza.
La autonomía: contribuye a que sean más independientes, maduros, capaces de gestionar sus propias emociones y de tomar decisiones.
La resiliencia: amplia la tolerancia a la frustración y nos permite ampliar nuestro disfrute, superar límites, afrontar retos, aumentar la bienestar con la vida y optimismo.
Después de leer varias definiciones, entiendo el juego como una actividad de ocio en la que se ejercita algún tipo de capacidad o destreza, ya sea física o mental, y en la que está implicado un elemento de diversión para el participa en el mismo, no siendo necesariamente éste el único fin.
Después de leer varias definiciones, entiendo el juego como una actividad de ocio en la que se ejercita algún tipo de capacidad o destreza, ya sea física o mental, y en la que está implicado un elemento de diversión para el participa en el mismo, no siendo necesariamente éste el único fin.
A través de mis clientes he podido ver que muchos se han creído el cuento de que ser adultos y responsables nos hace perder ese derecho a jugar, ya sea por falta de tiempo o porque el propio juego nos hace proyectar una imagen “poco seria” (o “poco profesional, responsable , madura o comprometida”). De hecho, la mayor parte de los adultos que juegan se pueden clasificar en:
-Padres y profesores: asumimos que participan como facilitadores del juego para niños. Por tanto, no juegan necesariamente por y para sí mismos.
-“Frikis”: aficionados a videojuegos, juegos de rol, de mesa, lectura de cómics y otras actividades que generalmente se consideran “raras” (y se asume en muchos círculos que lo hacen de manera obsesiva).
Existen alguna áreas que han sido objeto de un marketing positivo y donde aún “se nos permite jugar”, como por ejemplo el deporte, a través de los juegos eróticos.Tenemos una gran oferta de ocio, y sin embargo, el juego se ve confinado a un espacio francamente estrecho.
A este respecto, no sé cual creencia popular puede ser más nociva, si la de que los adultos no necesitamos jugar, o la de que no tenemos la capacidad de mejorar nuestras habilidades sociales y personales una vez hemos alcanzado cierta madurez. He podido comprobar en mi misma, pero también en muchos otros, amigos y clientes, que esto está radicalmente equivocado.
Los beneficios del juego que he mencionado un poco más arriba, también se pueden aplicar a los adultos:
Existen alguna áreas que han sido objeto de un marketing positivo y donde aún “se nos permite jugar”, como por ejemplo el deporte, a través de los juegos eróticos.Tenemos una gran oferta de ocio, y sin embargo, el juego se ve confinado a un espacio francamente estrecho.
A este respecto, no sé cual creencia popular puede ser más nociva, si la de que los adultos no necesitamos jugar, o la de que no tenemos la capacidad de mejorar nuestras habilidades sociales y personales una vez hemos alcanzado cierta madurez. He podido comprobar en mi misma, pero también en muchos otros, amigos y clientes, que esto está radicalmente equivocado.
Los beneficios del juego que he mencionado un poco más arriba, también se pueden aplicar a los adultos:
- Plantea retos y ayuda a identificar y superar nuestros límites
- Reduce nuestro nivel de estrés y el efecto conocido como burn out
- Habitualmente, nos ayuda a estar más en forma
- Contribuye a que tengamos una imagen más amplia de nosotros mismos, ya que nos ayuda a explorar roles que salen de nuestra zona de confort
- Potencia nuestra capacidad de análisis de la realidad, separándonos de la misma y ampliando nuestro margen de acción
- Rompe prejuicios e ideas que no nos ayudan a progresar en la vida
- Desarrolla nuestra empatía, ayudándonos a comprender mejor a los demás y nos hace más asertivos
- Favorece nuestra capacidad de resiliencia
- Nos ayuda a practicar para expresar con mayor eficacia nuestro punto de vista y visión ante la realidad
- Ayuda a enseña a gestionar emociones limitantes, como la vergüenza o el miedo.
- Ayuda a relativizar nuestros problemas
- Potencia nuestro sentido del humor e ingenio
- Mejora la autoestima y confianza más en nosotros mismos
- Nos ayuda a ser segregar serotonina, que nos hace tener mayor sensación de bienestar y felicidad y previene de depresiones
- Contribuye a afrontar con mayor eficacia crisis personales
Fuente: IndiraCoach
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